¡Buenos días de jueves, pececitos! Hoy vengo a poner en vuestras manos mi ampliación de los dados de historias.
¿Sabéis? No me gusta nada cuando en una tarea de apoyo veo un enunciado que dice «piensa un diálogo para esta imagen». Así, sin más. Sí, sé que el trasfondo para el docente es que aprendan a poner las rayas, comillas, que controlen ortografía y demás, pero, ¿qué fin tiene para los niños la actividad?
Como pedagoga, me gusta utilizar los dados para que los pequeños o personas con las que trabajo ortografía dejen volar la imaginación (sí, no siempre van a ser dictados impuestos por nosotros) y creen algo adaptado a su estilo, pero llegó un momento en el que a ese juego le faltaba algo.
Siempre contaba con las mismas imágenes, me faltaban personajes, lugares, y lo más importante: VALORES. Quería que los niños creasen historias basadas en valores que las convirtiese en significativas para ellos, y por ello, hice una ampliación de mis dados y añadí estas tarjetas que muestro hoy:

¿Qué cómo uso este recurso?
Primero saco los dados en función de la edad de la persona con la que trabajo, mínimo 3 dados y máximo 6. Nunca saco más porque sería exceso de elementos y se descentrarían de la verdadera historia, lo que contribuiría a constantes pérdidas de atención y desencadenaría en frustración.
Una vez salidos los objetos de los dados, los anotamos en el cuaderno.
Después, procedemos a sacar una carta de cada montón, es decir: levantamos una carta de personaje, una carta de lugar, una carta de fecha y una carta de valores.
Anotamos lo que salga en el cuaderno, para tenerlo presente durante la escritura y establecemos el mínimo y máximo de párrafos a escribir.
Antes de iniciar la escritura, hablamos con el niño/persona sobre los elementos y cartas que han salido y realizamos preguntas como “anda, te ha salido la amistad, ¿qué es para ti la amistad? ¿cómo te sientes con tus amigos?” “vaya, tienes que escribir sobre la playa, ¿alguna vez has estado? ¿qué imaginas de ella?”.
Que la persona/niño entienda bien sobre qué tiene que escribir, es muy importante a la hora de comenzar la historia, porque a veces, con los enunciados que antes comentaba, lo que provocamos es que escriban sin rumbo, sin sentido, que se pierdan en la historia y no sigan un hilo e incluso se alejen del sentido verdadero que le queremos dar. ¿Porqué sucede esto? Porque creemos que con decirles lo que tienen que hacer y saber nosotros el objetivo, nos vale, pero en realidad, deberíamos explicarles cuál es el objetivo de cada actividad y hacerles partícipes de su progreso.
Yo antes de iniciar la actividad suelo decirles algo como “¡Venga, hoy nos vamos a divertir y serás el protagonista! Vamos a realizar una tarea para trabajar la ortografía en la que aprenderemos sobre los valores y serás el gran escritor del día, ¿qué te parece?”. ¡Os garantizo que les encanta ser protagonistas por un día y mostrarnos sus capacidades!
Una vez escrita la historia, la leemos primero en voz alta (trabajamos la parte lectora) y después, juntos, corregimos la ortografía y repasamos las normas de las palabras que nos creen dudas o hayamos fallado (estas todas irán a nuestro diario de cacografía, sin duda).
¿Qué os parece la ampliación? Os leo.
Un abrazo,
Lucía Hdez Maíllo.