¡Muy buenos días, Sara! ¿Cómo estás? Es un honor para mí contar contigo en el área de entrevistas.
LUCÍA: Para poner un poco en onda a quienes nos siguen, cuéntanos, ¿quién eres y cuál es tu labor?
SARA: Hola! Buenos días!
Me llamo Sara, tengo 26 años y soy psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga clínica. Desde que inicie mis estudios, tenía claro donde quería desarrollarme como profesional: el ámbito clínico y terapéutico, a pesar de su complejidad, siempre me ha apasionado.
Por ello, a pesar de iniciar mi labor profesional como psicóloga sanitaria con personas de la tercera edad (en centros de día y centros residenciales) y haber disfrutado y aprendido mucho de ese campo, en cuanto tuve la oportunidad de entrar en el ámbito clínico de intervención terapéutica, no me lo pensé y empecé mi labor como terapeuta.
Por ello, actualmente trabajo en un gabinete privado en el área infantojuvenil con edades comprendidas entre los 4 y los 25 años, con perfiles y problemáticas muy distintas (desde problemas de aprendizaje y problemas relacionados con la inadecuada gestión emocional, hasta personas con diagnósticos de salud mental).
LUCÍA: Cuando nos pusimos por primera vez en contacto, me comentabas que trabajabas en el área infantojuvenil y entre los temas que expusimos, creo que me resultó curioso hablar del miedo. ¿Nos puedes hablar un poco sobre el tema del miedo en la etapa infantil? ¿Qué es a lo que más temen los niños en tus consultas?
SARA: Los miedos en la etapa infantil son muy comunes y son evolutivos, es decir, a medida que los peques crecen, los miedos cambian.
La clave de los miedos está en ayudar a aprender a superarlos cada uno en su momento y a la edad en la que aparecen, evitando que se puedan quedar estancados y que el niño vaya acumulando miedos a lo largo de su crecimiento.
Respecto a los miedos que los niños suelen traer más a consulta, el abanico es muy amplio. No obstante, sí que hay miedos que se repiten y los vemos de forma más habitual. Por un lado, está el miedo a la separación con los padres, el cual está muy relacionado con los tipos de apegos que establezcan los padres con los peques. También nos encontramos con el miedo a la muerte; y por otro lado, está el miedo a fallar o a errar, estrechamente relacionado con la inseguridad y la baja autoestima.
LUCÍA: Creo que, en esta etapa, entre la infancia y la adolescencia, es muy importante el tema de la autoestima y la aceptación. ¿Cómo podríamos trabajar con ellos este tema?
SARA: El tener una buena autoestima es fundamental para el desarrollo de cualquier niño o adolescente, ya que influye de forma directa en su estado emocional, pero también en sus relaciones sociales y en su desarrollo cognitivo y por ende, en su rendimiento académico. Por ello, si se observa una falta de autoestima es imprescindible trabajarla.
La autoestima en función del caso, se trabaja de forma distinta e implica tiempo y un trabajo terapéutico regular y constante. En este caso, voy a hacer un mayor hincapié en cómo trabajo la autoestima con los adolescentes explicando algunas de las técnicas que utilizo con éstos.
En primer lugar, habrá que explorar a través de la línea de la vida si a habido alguna experiencia traumática o de bullying, el tipo de apego que ha establecido con sus padres, historial de rendimiento académico y cómo han sido sus relaciones sociales.. puesto que son factores muy determinantes en los problemas de autoestima y nos ayudan a ir conformando la historia clínica de la persona.
Asimismo, habrá que valorar cuál es el estado actual de los distintos aspectos de la vida (el suyo, el de la familia, el aspecto de relaciones sociales y sentimentales, rendimiento académico, hobbies..) del joven y cómo es su vida diaria.
Posteriormente, se lleva a cabo una psicoeducación a través de la pirámide de la autoestima con el fin de ir valorando qué escalones de la pirámide no están del todo cubiertas ayudándonos a identificar dónde se sitúa parte de la problemática de la persona.

En lo que respecta a la autoestima, también es imprescindible explorar el diálogo interno que mantiene la persona consigo misma, cuáles son las autoinstrucciones de ésta, si existen distorsiones cognitivas o creencias irracionales, ya que es muy probable que las haya.
Una de las técnicas que utilizo con los adolescentes es pedirles que lleven a cabo un autorregistro de sus pensamientos automáticos a lo largo de toda la semana. De está manera, determinaremos por un lado, si los pensamiento tienden a ser en su mayoría negativos y si existen distorsiones cognitivas.
En caso de que las haya, realizamos una psicoeducación sobre pensamientos automáticos, creencias irracionales y esquemas cognitivos distorsionados para que puedan entender cómo se han ido conformando esas distorsiones.
Además, utilizo la siguiente plantilla para explicar las distintas distorsiones y que ellos mismos vayan identificando sus pensamientos automáticos con éstas. Por último completo la técnica diciéndoles que generen pensamientos alternativos discutiendo con sus pensamientos automáticos (una vez que los hayan identificando), puesto que éstos últimos serán los que ayuden a la persona a valorarse de forma justa, adaptativa y adecuada.
LUCÍA: ¿Qué técnicas podrías decir que funcionan mejor, a nivel general, para trabajar en una etapa juvenil el tema de las emociones?
SARA: En la etapa de la adolescencia, es fundamental psicoeducar en relación a las emociones y trabajar el reconocimientos de éstas. Con los adolescentes utilizo mucho la técnica de los esquemas mentales o el círculo mágico.
Esta técnica engloba el pensamiento, la emoción y la acción y se pretende explicar la relación circular de éstos. A su vez, el adolescente deberá identificar que parte de los esquemas mentales toma un mayor control y cómo esto influye en su día a día. De forma que, por ejemplo, si la persona identifica que el esquema mental que predomina en él es la emoción y que por ello en numerosas ocasiones actua de forma impulsiva, se deberá trabajar la parte mas análitica y racional.
LUCÍA: A veces me pregunto si hablamos lo suficiente sobre nuestras emociones para saber exactamente cómo actuar ante ellas y en muchas ocasiones creo que los propios especialistas o profesionales de estos sectores sabemos poner en práctica con los demás, cosas que no solemos poner en práctica en nuestra propia vida. ¿A qué crees que puede deberse eso y cómo podemos cambiarlo?
Todo esto es completamente cierto y se debe a que antes de ser profesionales de la psicología, somos personas; y como tales, también erramos y en ocasiones, las situaciones nos pueden llegar a superar y por lo tanto, podemos caer en hacer una mala gestión emocional.
Es cierto, que gran parte de ello radica en que en consulta, con nuestros pacientes, damos mucha parte de nosotros mismos (nuestra vitalidad, nuestra energía, nuestro conocimiento..) y absorben otra gran parte de nosotros. Por lo que, recomiendo el autoconocimiento, la autoconciencia y el autocuidado. El saber cuando parar, descansar y tomarnos un tiempo es fundamental para cuidarnos. El incremento de actividades placenteras también es algo que nunca podemos olvidar. Incluso, en alguna ocasión, sería recomendable la supervisión clínica por parte de otro profesional para valorar en qué situación estamos.
LUCÍA: Bueno Sara, solo nos falta la última puntada para acabar la entrevista y es realizar el famoso “pececuestionario”, ¿preparada? ¡Empezamos!:
- Libro de tu ámbito que no puede faltar en tu biblioteca: “El monstruo de las emociones” y la colección de “Qué puedo hacer cuando…” de TEA ediciones.
- Película que recomendarías de tu ámbito: “Del revés”
- Perfil de redes que recomiendas 100%: @blogproyecta, @pedagoque y @psico_mporienta
- Material manipulativo que nos recomiendas para el aula: el emocionómetro y tarjetas de resolución de conflictos y habilidades sociales.
- Un referente: muchos de los profesionales con los que he trabajado.
- Blog que recomendarías: Blog proyecta
Ha sido genial poder contar contigo para esto, Sara. Solo espero poder seguir viéndote día a día conseguir lo que te propongas y que nuestra labor siga uniéndonos.
¡Un abrazo virtual y ánimo en tu labor!